martes, 17 de julio de 2012

José Asunción Silva - Crisalidas

A Elvira Silva Gómez

Cuando, enferma la niña todavía,
salió cierta mañana
y recorrió con inseguro paso
la vecina montaña,
trajo entre un ramo de silvestres flores
oculta una crisálida
que en su aposento colocó, muy cerca
de la camita blanca.


Y unos días después, en el momento
en que en ella expiraba
y todos la veían con los ojos
nublados por las lágrimas,
en el instante en que murió, sentimos
leve rumor de alas
y vimos escapar, tender el vuelo
por la antigua ventana
que da sobre el jardín, una pequeña
mariposa dorada.


La prisión, ya vacía, del insecto
busqué con vista rápida
y al verla vi de la difunta niña
la frente mustia y pálida
y pensé: si al romper su cárcel triste
la mariposa alada
la luz encuentra, y el espacio inmenso,
y las campestres auras,
al dejar la prisión que las encierra
¿qué encontrarán las almas?


(18 de marzo de 1883)


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